El rechazo del enfermo

La fotografía se publicó  en el “El País” el 17 de Noviembre de 2010. Se llama “El rechazo del enfermo” proporcionada por la agencia Reuters. La misma iba dentro de la noticia que titulaba: “Los muertos del cólera no descansan”. 

En ella vemos como una mujer completamente desnuda yace en el suelo  ignorada por el resto de haitianos que cruzan la acera y pasan por la carretera. La falta de información acerca del cólera provoca en la población el alejamiento y rechazo hacia los enfermos.

Toda la carga visual recae sobre la mujer que se encuentra en primer plano mirando hacia la cámara de forma horizontal. Entre la mujer y el resto de haitianos queda mucho aire, y el contraste del color de la piel con el gris de la acera hace sentir “frío”, “soledad” y “desamparo”. La frialdad que transmite la desnudez de la mujer y la indiferencia del resto de ciudadanos que caminan, la soledad que denota entre un primer plano y el aire que le rodea y el desamparo que provoca el hecho de ver a una persona desnuda en la calle y no auxiliarle.

Al fondo de la fotografía se ubican el resto de gente sin orden aparente y sin destacar, con colores oscuros y mirando hacia el fondo. Sólo uno de ellos, en la izquierda  mira hacia nuestra dirección.

Se realizó una composición por selección ya que lo original y el interés era el enfoque en la mujer. 

En los últimos once meses hemos tenido un bombardeo de fotos sobre Haití: heridos,  enfermos, una ciudad derribada… pero en esta foto, una de las  diferencias es retratar la desnudez de la mujer, ahí está el contraste que es igual a lo impactante de la estampa. Es por ese motivo por lo que escogí  ésta y no otra, porque me impactó la mirada gélida que compenetraba muy bien con el resto del cuerpo de la haitiana creando una perfecta armonía, en un ambiente "aparentemente" de paz y sosiego. Como si para ella, el tiempo  se hubiese detenido.  Sin embargo, la paradoja de todo esto es que el ambiente que vive Haití en estos momentos es todo lo contrario. Una ciudad dominada por el caos, el miedo y el pánico. Y ella, que no sufre paz ni calma, sino angustia, dolor y pesar.